Jugando al golf en el infierno

El pasado domingo jugué uno de los torneos perteneciente al Circuito de Madrid Amateur que organiza la Federación de Madrid de Golf y que se disputó en El Encín Golf.

La salida del torneo fue por orden de hándicap y yo salía a las 12 del mediodía. Una hora bastante mala dado la época del año en la que estamos y en la que el calor nos hizo pasar momentos realmente agobiantes.

Al menos hubo ratos en los que un viento, algo mayor que una simple brisa nos aliviaba mínimamente la sensación de calor, pero aún así fue un día muy complicado.

El campo, además, estaba muy seco y duro, con muchas zonas, especialmente en las calles de los hoyos, en muy malas condiciones. Los greenes y los tee de salida estaban aceptablemente bien, pero las calles no las había visto así jamás.

Empecé el torneo bastante bien con tres bogeys seguidos en los tres primeros hoyos aunque en dos de ellos tuve que tripatear para terminar el hoyo.

Sin embargo, el tercer golpe del hoyo 4 fue muy malo, en buena parte por el estado del campo, y eso me desestabilizó durante unos hoyos en los que levanté una bola, hice un doble-bogey y un triple-bogey. En total, dos rayas en mi tarjeta.

Conseguí darle la vuelta a la situación con dos bogeys y un doble-bogey en los últimos tres hoyos de la primera vuelta para terminar con 16 puntos stableford.

En ese momento pensé que el día se me iba a hacer largo y duro, puesto que los primeros nueve hoyos de este campo siempre se me suelen dar bastante mejor que los segundos nueve.

Sin embargo, para mi sorpresa, en esta ocasión fue al revés. Empecé la segunda vuelta consiguiendo el primer par del día en el hoyo 10 (par 4) tras hacer un segundo golpe muy bueno y alcanzar el green desde unos 135 metros.

Seguí con un bogey en el hoyo 11 (par 5) y eso que estuve a punto de llegar al green con mi tercer golpe, pero la bola no quiso pararse y terminó saliéndose del green en un hoyo en el que hubiese merecido un mejor resultado.

En el hoyo 12 (par 3) me dio un ataque de buen jugador y en mi cabeza me imaginé un golpe de draw desde unos 140 metros con el que alcanzaba el green. La realidad fue un varillazo con el que apenas avancé 30 o 40 metros. La bola acabó entre los matorrales y terminé levantándola y anotándome la tercera raya del día.

Por suerte, me recuperé inmediatamente con el segundo par del día en el hoyo 13, que conseguí tras un chip con el que dejé la bola prácticamente dada.

Hice un nuevo bogey en el hoyo 14 que me reportó otros tres puntos en mi tarjeta. Y otros tres puntos que conseguí en el hoyo 15, al hacer el tercer par del día, de nuevo con un grandísimo approach con el que dejé la bola dada.

A esas alturas llevaba ya un rato con el marcador de la gasolina en la reserva y encima tiré dos bolas al agua del hoyo 16 (par 3) en el que me anoté una nueva raya en mi tarjeta.

Con 30 puntos stableford en mi tarjeta, estaba a punto de dejarme llevar en los dos últimos hoyos y acabar de cualquier manera, cuando me di cuenta de que disponía de dos puntos de más en cada uno de ellos.

Saqué fuerzas de donde no las había, sabiendo que no tenía que hacer un gran esfuerzo, solo tenía que intentar tirar la bola para adelante y recta, aunque fuera corta, puesto que el doble-bogey todavía me reportaba dos puntos más.

Con tranquilidad y mucha cabeza fui capaz de sacar un bogey en el hoyo 17, que me valió para conseguir tres puntos más en mi tarjeta. Y, todavía con más tranquilidad y golpes de 125, 130 y 135 metros llegué al green del hoyo 18 (par 5) de cuatro golpes. El primer putt fue un tanto deficiente y me condenó a tripatear para conseguir un doble-bogey que me valía otros dos puntos stableford.

Al final fueron 35 puntos stableford en total y esto me reportó una bajada de hándicap de una décima hasta los 21,6.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *