El pasado sábado disputé el Torneo de Logroño 2021 que conmemoraba el V Centenario de la ciudad y que se jugó en el Club de Golf El Encín.
La salida era a tiro y yo salía por el hoyo 7. El campo, como suele ser habitual, se encontraba en perfectas condiciones. Me llamó la atención que habían recortado el rough como a un metro y medio del borde de la calle, pero a partir de ahí había unas hierbas altas y matorrales que cualquier bola que entrase en ellos se podía dar por perdida.
El día fue caluroso sin ser agobiante. Algo fresco a primera hora y aumentando la temperatura con el paso de las horas. Hacía también algo de viento que paraba o empujaba la bola dependiendo de la dirección del viento pero que, en general, no era determinante.
Empecé el torneo con un buen bogey conseguido en el hoyo 7 gracias a un gran putt desde unos dos metros.
Seguí con doble-bogey en el hoyo 8 y me quedé a tres dedos del par en el hoyo 9 (hándicap 1 del campo) tras una buena salida y un mejor segundo golpe con el que dejé la bola a la altura de bandera aunque fuera del green.
Al empezar los segundos nueve hoyos del recorrido (que, para mí, son los más difíciles del campo), sabía que lo que necesitaba era tratar de sacar puntos, sin meterme en líos. Y si conseguía pasarlos con 17 o 18 puntos stableford, apretar en los seis hoyos restantes de la primera parte del recorrido que son, teóricamente, más fáciles que los segundos.
En el hoyo 10 tuve mala suerte porque mi bola cayó, tras el segundo golpe, en cuesta abajo, en una irregularidad del terreno y con un búnker entre mi bola y la bandera. Era un golpe de mucha dificultad y la tiré al bunker. Al final acabé el hoyo con seis golpes para doble-bogey.
Me aboné a los seis golpes en los siguientes tres hoyos. El hoyo 11 es un par 5, por lo que el bogey me reportó tres puntos stableford. Sin embargo, el hoyo 12 es un par 3 y con triple-bogey, me apunté la primera raya en mi tarjeta.
En los hoyos 13 y 14, me sucedió algo similar: hice un mal approach desde unos 10-12 metros aunque hubo una gran diferencia. Mientras en el hoyo 13 fallaba un putt de bogey de poco más de un metro, en el 14 metía otro putt desde más de dos metros para hacerme con ese resultado (bogey).
En el hoyo 15 cogí el primer green en regulación del día y me proporcioné la primera oportunidad clara de par. Por desgracia fallé el putt y me tuve que conformar con un nuevo bogey.
En el hoyo 16 (par 3 con un obstáculo de agua entre el tee de salida y el green), me di cuenta de que era la primera vez que iba a jugar un palo que no fuese, el driver, la madera 3, el pitch o el putt. Esto es: en ocho hoyos disputados solo había utilizado 4 palos.
Y el hierro 5 que utilicé en ese hoyo 16 fue un desastre total con un socket de primer golpe con el que tiré la bola fuera de los límites del campo y otro desastroso tercer golpe (incluyendo la penalidad) con el que tiré la bola al agua y me apunté la segunda raya en mi tarjeta.
Recuperé uno de los puntos perdidos gracias a un bogey en el hoyo 17, pero lo volví a perder en el hoyo 18 tras tirar una bola al agua que no alcanzó el green por un par de metros y fallar el putt para doble-bogey.
Al final fueron 15 puntos stableford en esos segundos nueve hoyos del recorrido, con dos rayas y peores sensaciones. Resumiendo, que no había conseguido el objetivo propuesto de pasar lo suficientemente bien estos hoyos para rematar la faena en los seis hoyos que me quedaban de la primera vuelta del recorrido.
Para terminar de empeorar mi, ya maltrecha tarjeta, la salida del hoyo 1 fue bastante deficiente y, al dar el tercer golpe hice un espantoso socket que, además, se me metió en la cabeza.
Raya en mi tarjeta en el hoyo 1 y otra raya con un nuevo socket en el hoyo 2. Otro socket en el hoyo 3, aunque en esta ocasión conseguí un puntito stableford con un doble-bogey.
Mismo resultado en el hoyo 4 (doble-bogey), con otro desesperante socket y ganas, casi, de tirar los palos a la basura.
Y cuando parece que es imposible estar peor, el golf te da una alegría en forma de par en los dos últimos hoyos del torneo para mí y me vuelvo a casa con un mal sabor de boca, pero una pequeña luz de esperanza que dan los dos pares conseguidos y las ganas de volver a la cancha de prácticas a tratar de solventar los problemas con el socket.
Al final hice 32 puntos stableford, lo que me supuso una nueva subida de hándicap hasta 26,2 puntos, cada vez más lejos de aquellos 18,8 que tenía justo antes de que entrase en vigor el nuevo hándicap mundial.