El pasado sábado disputé una de las pruebas del Circuito de Madrid de Pitch & Putt que, en esta ocasión, se celebraba en el campo de la Escuela de la Federación madrileña de Golf.
El día estaba como a mí me gusta, soleado pero con frío. Si acaso, el viento fue el que nos perjudicó algo más de la cuenta.
El campo se encontraba bastante bien, con los greenes bastante rápidos. Lo peor, con diferencia, eran los tees de salida, que estaban realmente mal.
Yo salía por el hoyo 9, último del campo, del primer turno del día.
Muchas veces comento que el juego en el primero hoyo, es un termómetro para el resto de hoyos. Si lo hago bien en ese primer hoyo, es más probable seguir jugando bien. Y si el hoyo es un desastre, probablemente el torneo será un desastre.
En esta ocasión, volvió a tocar “Desastre”. La primera bola del día, salió totalmente a la derecha. Y necesité hasta 4 golpes para alcanzar el green. Sirva como (poco) consuelo que al menos me entraron los putts. Primer hoyo del día, doble-bogey y primera raya en mi tarjeta.
Misma salida, por increíble que parezca, tuve en los hoyos del 10 al 14. Eso son seis hoyos seguidos saliendo con socket a la derecha. En ellos hice solo 8 putts, pero que únicamente me sirvieron para hacer un bogey, tres doble-bogeys y dos triple-bogeys. Y claro, solo tres puntos stableford.
La primera bola recta desde el tee de salida, por fin llegó en el hoyo 15 (mi séptimo hoyo del torneo) con tan mala fortuna que fue corta y cayó en el bunker que hay justo delante del green y bastante cerca del talud. Me costó tres golpes sacarla de ahí y eso me condenó a otro triple-bogey y la consiguiente raya en mi tarjeta.
Hice otra salida recta en el siguiente hoyo, pero fallé el approach y eso me condenó (o me permitió) conseguir el segundo bogey del día.
La primera y única alegría del día me la llevé en el hoyo 17, en el que hice una salida buenísima y dejé la bola a poco más de un metro de la bandera. Emboqué el putt de birdie y por fin parecía que había dejado atrás los sockets.
Nada más lejos de la realidad, pues en el hoyo siguiente, volví a hacer una salida horrorosa, yéndome a la derecha del green, a la altura de la bandera. Desde ahí pude sacar un nuevo bogey.
En el siguiente hoyo (hoyo 1) tuve una mezcla de suerte y mala suerte todo en el mismo golpe. Esta vez la salida se me fue totalmente a la izquierda, hacia la cancha de prácticas. Iba tan desastrosamente mal, que la red que separa el campo de la cancha de prácticas metió la bola en el campo. Sin embargo terminó cayendo en el bunker que hay a la entrada del green, escorado un poco a la izquierda.
Desde ahí, fui capaz de sacar otro nuevo bogey.
Las salidas de los hoyos 2 y 3 volvieron a ser espantosas, con especial mención para la del hoyo 3 que, tras chocar la bola en un árbol, casi se mete en el green del hoyo 2.
Los últimos cinco hoyos fueron un tanto más normales en cuanto a las salidas, pero también en cuanto a los putts. Si en los primeros hoyos me salvaron (por decir algo) unos cuantos buenos putts, en estos últimos hoyos que estaba saliendo medianamente regular, fueron los putts los que me condenaron a tres bogeys seguidos.
Y acabé el torneo con los dos únicos pares de todo el día, siendo el del último hoyo el segundo green en regulación que hacía en los 18 hoyos.
Al final fueron unos desesperantes 79 golpes, recordando que el par son 54, y una nueva subida a mi hándicap, esta vez de una décima hasta 25,5.