Podría echarle la culpa al empedrado, pero no sería elegante.

El pasado sábado jugué el I Torneo Damas y Caballeros de la Escuela de la Federación madrileña de Golf, el cual, también era mi primer torneo del nuevo año 2020.

Como ya he comentado en otras ocasiones, el campo de la Escuela de la Federación madrileña de Golf es un campo de Pitch & Putt y es donde voy a clases de golf todas las semanas.

Durante 2019 no jugué ni uno solo de estos torneos, pero este año quería estrenar mi nuevo hándicap en un campo conocido y amable, en el que sabía que no sufriría más allá de lo bien o lo mal que me saliese el día.

La salida del torneo estaba prevista para las 11h. de la mañana pues son conocidas las terribles heladas que caen en esta época del año, acrecentadas por la cercanía al campo del río Manzanares.

En esta ocasión, fue incluso un poco peor de lo previsto y cuando llegué al campo unos 45 minutos antes de la hora para hacer un pequeño calentamiento y tiras unas bolas en la cancha de prácticas, se veía todavía el campo prácticamente blanco del hielo.

Al final la salida se retrasó unos minutos, y aunque empezamos a jugar cuando parecía que el campo ya estaba bastante bien, la verdad es que jugar los primeros hoyos fue una pequeña odisea.

La realidad era que los greenes estaban como piedras, y era imposible mantener la bola en el green aunque el golpe de salida fuera perfecto. Al menos el día era soleado y sin viento, increíble para jugar al golf, aunque no fue hasta unos ocho o nueve hoyos después cuando se pudo decir que realmente estábamos jugando al golf.

Yo salía por el hoyo 5 y después de ver a mis dos compañeros de partido botar la bola en green y que ésta se fuese por detrás del mismo, al búnker, lo que hice yo fue tirar la bola tan corta que me quedé a unos 20 metros del hoyo. Acabé con un bogey que no estaba mal.

En el siguiente hoyo, me pasó una de esas cosas que denotan casi siempre lo que me va a ocurrir a lo largo del torneo. La salida no fue muy buena, pero me quedé fuera del green, a la altura de la bandera y a unos seis metros del hoyo. El chip de segundo golpe fue perfecto. La bola tocó el hoyo y el mástil de la bandera, pero no quiso entrar para birdie. Hice el par, pero a partir de ese momento, prácticamente no me salió nada realmente bien.

Lo peor llegó un par de hoyos después. La salida en el hoyo 8 fue perfecta, al centro del green, pero estaba todavía tan duro que la bola salió despedida por la parte trasera del green. Cuando llegué a donde estaba mi bola, ésta se había parado entre dos troncos de árboles con ramas bajas. Consideré que mi mejor opción era declarar la bola injugable y así poder droparla en una zona más asequible. Al final terminé con doble-bogey y, sobre todo, con muy malas sensaciones.

Fui pasando los hoyos con varios bogeys y algún doble-bogey hasta que llegué al hoyo 13 donde otro buen chip y putt me permitieron apuntarme otro par.

En ese momento ya sí se notó claramente que el campo estaba mucho mejor y cayeron varios pares más.

Me quedo con un par de buenos golpes de salida. En el hoyo 1, desde 125 metros la metí en el green y conseguí el par. Y en el hoyo 4, mi último hoyo del torneo en el que tuve una gran oportunidad de birdie que se me escapó por unos pocos centímetros.

Al final, hice 70 golpes y 27 puntos stableford en un mal día para mí.

En cuanto al hándicap, pues no lo sé, porque me parece que en la Real Federación Española de Golf tienen algún problema para cargar las tarjetas y actualizar los hándicaps, supongo, que debido al nuevo sistema de hándicap mundial que aún desconozco qué implicaciones tiene y cómo funciona.

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