El pasado sábado jugué la última prueba del Circuito World Amateur Golfers Championship que se disputó en Golf de Valdeluz y que daba acceso a la final nacional del circuito.
Desde el pasado mes de enero no jugaba en este campo y me llamó la atención el gran estado en el que se encontraba, con las calles perfectas y los greenes, muy bien también.
Como punto negativo, he de comentar la bastante mala organización a la hora de entregar las tarjetas, lo que provocó un retraso de más de 20 minutos con respecto a la hora de salida señalada. Todo ello debido a la gran cantidad de jugadores admitidos al torneo y el hecho de que no se pudiese pagar el green fee online en el momento de apuntarse.
El tiempo fue caluroso y, personalmente, sufrí bastante.
Yo salía del hoyo 6 (hándicap 1 del campo) y ya desde este hoyo me pasó todo lo que iba a ser una constante a lo largo del día; la salida con el driver, por la izquierda; el segundo y/o el tercer golpe, un desastre; la sacada de búnker, lo mejor; y dos putts para terminar el hoyo.
Los primeros hoyos fueron tres doble-bogeys, lo que no está del todo mal, teniendo en cuenta que el hoyo 6 es el más difícil del campo y el hoyo 7, es el hándicap 5 y también tenía dos golpes de más.
El hoyo 9 (par 3, cruzando el barranco) lo superé con cierta comodidad y lo terminé con un bogey. Igual que el hoyo 10, en el que se cruza el barranco de vuelta.
En el hoyo 11 (par 5) empezaron los problemas de verdad, cuando tiré una bola al agua y me anoté la primera raya en mi tarjeta.
Recuperé los dos puntos inmediatamente con un meritorio par en el siguiente hoyo, pero fue un espejismo.
En el hoyo 14 (par 5) tiré dos bolas fuera de límites por la izquierda desde el tee de salida. E increíblemente, me volvió a pasar lo mismo, en el hoyo 16.
En el hoyo 17 salvé el fuera de límites por la izquierda de milagro, pero con el segundo golpe rocé una rama de un árbol.
Cuando llegué a la salida del hoyo 18, no sabía que hacer para tirar una bola recta con el driver, así es que decidí coger la madera 3 para cruzar el barranco. La bola salió perfecta, y en el último momento, pegó en las ramas de la encina que hay nada más pasar el barranco. Aun así, esta vez tuve suerte. El segundo golpe no fue perfecto, pero sí lo suficientemente bueno como para dejarme la oportunidad de acabar el hoyo con approach y putt. De esta forma conseguía el segundo y último par del día.
Si lo del hoyo 16 ya parecía increíble (tirar por segunda vez dos bolas fuera de límites por la izquierda con el driver) lo volví a repetir en el hoyo 1. ¡Seis bolas fuera de límites por la izquierda desde el tee de salida con el driver!
En el hoyo 3 no podía permitir que me sucediera lo mismo, así es que volví a coger la madera 3. El golpe fue bueno, aunque la bola se me quedó en el rough de la izquierda y las ramas de un árbol me molestaban un poco para tirar a green. El segundo golpe fue malo y me fui al obstáculo de agua que hay a la derecha. Para colmo, con el cuarto golpe me fui otra vez al agua.
Deseando que terminase el torneo de una vez, no pude tampoco llevarme la alegría de embocar un último putt de unos cinco metros cuesta abajo y con caída de derecha a izquierda que tenía para bogey en el último hoyo de mi recorrido y que se me escapó por escasos centímetros.
Al final, unos malísimos 26 puntos stableford y otra décima al zurrón de mi hándicap que ya está en 20,7.
El mes de septiembre lo tengo complicado para jugar al golf, así es que, probablemente, hasta el último fin de semana no pueda apuntarme a un nuevo torneo.