Por fin un resultado aceptable

El pasado domingo participé en el torneo “The Power MBA Golf Experience” organizado por tustorneosdegolf.com y que se disputó en el Club de Golf Retamares.

Una vez más, me reafirmo en que el invierno es maravilloso para jugar al golf. En esta ocasión el día fue bastante soleado, sin viento y con una agradable temperatura de unos 12 ó 14 grados.

Personalmente, estas condiciones meteorológicas me permiten aguantar físicamente bien los 18 hoyos y esto repercute claramente en mi juego y mis resultados.

El campo se encontraba en unas condiciones perfectas y, como hacía más de tres años que no jugaba en él, me volvió a sorprender el maravilloso entorno y las vistas que se pueden disfrutar mientras se juega una jornada de golf.

Lo cierto es que empecé realmente mal el torneo, enviando las dos primeras bolas a la derecha de la calle, a una zona llena de arbustos, bastante inaccesible, lo que provocó que tuviese que levantar bola y me anotase la primera raya en mi tarjeta.

La salida del segundo hoyo (par 3) no fue mucho mejor, esta vez golpeando al suelo claramente antes que a la bola. Al menos, en esta ocasión, un buen approach, me permitió salvar el bogey en este hoyo.

Como suele ser habitual en mí, lo que más me cuesta es llegar al green o sus inmediaciones, y en este torneo me volvió a suceder aunque un poquito menos exagerado que en otras ocasiones. Y, del mismo modo, lo que mejor llevo es el approach y el putt.

El hoyo 3 (par 5) fue una clara demostración de esto. El tercer golpe se me fue directo a la izquierda y la bola terminó en una hondonada a unos 55 metros del hoyo. Desde ahí, sin visibilidad de la bandera y con unos árboles delante, di un cuarto golpe que dejé la bola a medio metro del hoyo. El par me permitía recuperar los dos puntos perdidos en el primer hoyo.

Hice doble-bogey y bogey en los hoyos 4 y 5. Y en el hoyo 6 (par 4) tras una salida muy correcta al centro de la calle, di un segundo golpe razonablemente bueno que no sé de qué manera acabó en el minúsculo riachuelo que hay justo delante del green. Con la penalidad correspondiente, solo pude sacar un triple-bogey, con lo que me anotaba mi segunda raya en la tarjeta.

De nuevo recuperé rápidamente los dos puntos perdidos con dos pares consecutivos en los hoyos 7 y 8. En este último, gracias a un putt de unos 5 metros que entró, como se suele decir, “por la cocina”.

Acabé la primera vuelta del recorrido con un doble-bogey en el hoyo 9 (par 3 larguísimo) que se me complicó desde la salida.

En los hoyos 10 y 11 volví a tener bastantes problemas para alcanzar el green, alternando golpes regulares con algún golpe bueno, lo que me sirvió para obtener otro bogey y doble-bogey respectivamente.

Del hoyo 12 (par 3) destacaría la sacada del bunker que es otro de los golpes que tengo bastante dominado y lo demostré en cada una de las ocasiones que caí en la trampa de arena. Con 2 putts obtenía un nuevo bogey.

Otra vez tuve muchas dificultades desde el tee de salida en el hoyo 13 (par 5) aunque el approach y el putt me permitieron acabar el hoyo con otro bogey.

Todo lo contrario que en el siguiente hoyo, en el que un filazo en el appoach me impidió puntuar.

El hoyo 15 es uno de los hoyos más espectaculares que he jugado, con unas vistas increíbles y una caída de decenas de metros que termina en una calle inmensa y que hace que solo haya que preocuparse de darle fuerte a la bola y verla volar durante una buena cantidad de segundos. Acabé con bogey, al igual que en el siguiente hoyo.

En el hoyo 17 (par 3) pegué el único socket del día y aun tuve suerte de que la bola no fue al lago que está entre las calles de los hoyos 16 y 18. Con el segundo golpe alcancé el green, pero la bandera aún la tenía a unos 15 metros de distancia. Calculé la caída increíblemente bien, pero no así la fuerza del putt, por lo que la bola tocó el agujero pero salió despedida. Y acabé el hoyo con doble-bogey.

El hoyo 18 fue otro suplicio desde el tee de salida. Al menos sabía que tenía dos golpes de ventaja sobre el par del hoyo y con más sufrimiento que otra cosa, pateé desde un metro y medio para hacer triple-bogey y arañar un puntito más en mi tarjeta.

Lo malo es que de poco me sirvió porque, a pesar de los 33 puntos stableford finales y de que este resultado entró directamente al top-8 de mis últimos 20 torneos, la sorpresa fue que mi hándicap volvió a subir. En esta ocasión, dos décimas, hasta 24,8.

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