El pasado sábado jugué una de las pruebas correspondientes al World Amateur Golfers Championship que se celebró en Golf de Valdeluz.
Era mi primer torneo tras la vuelta a la llamada “nueva normalidad”, es decir, casi cuatro meses después de mi anterior torneo.
Como ya sabemos todos, han sucedido muchos cambios en estos cuatro meses, no solo en lo relativo a la distancia social, que ha provocado cambios a la hora de la recogida de las tarjetas, los saludos entre los jugadores, la forma de apuntar los golpes en las tarjetas o el no poder levantar la bandera en los greenes o rastrillar los bunkers; sino también a nivel de hándicap, con la entrada en funcionamiento del nuevo hándicap mundial.
Como consecuencia de algunas de estas cosas, la salida del torneo fue por orden de hándicap, en lugar de a tiro, como suele ser habitual en este torneo. Y otra consecuencia fue que jugaba con 25 puntos sobre el par del campo tras el varapalo que me dieron con el hándicap mundial.
Así pues, me tocó salir por el hoyo 1 (par 5) y tratando de salvar el barranco con mi primer golpe en un torneo después de tanto tiempo. El resultado fue, bola contra un árbol y primera penalidad en mi tarjeta.
El torneo se jugaba en la modalidad Medalplay más cuatro, lo que significa que con nueve golpes en un par 5, ocho en un par 4 o siete en un par 3, se levanta bola. Y en ese primer hoyo no llegué a levantarla, pero emboqué al noveno golpe, así es que lo mismo daba. Y, evidentemente, primera raya en mi tarjeta para el resultado stableford.
Por fortuna, ese primer mal resultado no me afectó y en los siguientes hoyos, conseguí, bogey, par, par y bogey; y me puse con 11 puntos stableford en 5 hoyos, es decir, uno bajo mi par.
En el hoyo 6 (hándicap 1 del campo), mi salida fue un tanto extraña. El golpe fue teóricamente malo puesto que mandé la bola directa a la izquierda. Sin embargo, en este hoyo, por esa zona se acorta y, con algo de suerte, puede ser un gran golpe. Pero la suerte no se alió conmigo y la bola pegó en una encina y se fue hacia atrás. Con un mal segundo golpe, al final solo pude terminar el hoyo con un triple-bogey, al igual que en el siguiente hoyo.
Esto me hizo estar pensando durante un buen rato, cómo puede ser que un mal golpe me haga cambiar la buena dinámica que traía después de cuatro muy buenos hoyos y, de repente, no me salga nada.
Al final fueron 4 hoyos de malos resultados, con doble-bogey en el hoyo 8 y raya en el hoyo 9, hasta que volvió a cambiar la dinámica, supongo que al tener un poco de suerte para cruzar de nuevo el barranco en el hoyo 10. Y eso que fallé un putt de par de menos de un metro y medio y acabé con bogey.
El hoyo 11 (par 5 con agua en la derecha) suele ser un hoyo que se me da bastante mal, sin embargo, en esta ocasión, lo jugué de libro. Llegué a green de tres golpes y con dos putts, conseguí un nuevo par en mi tarjeta.
La segunda vuelta fue de altibajos, porque me parecen unos hoyos más complicados y porque el cansancio empezaba a hacer mella en mi cuerpo y en mi cabeza.
En el hoyo 12 (par 3 y hándicap 4 del campo) la salida fue mala, pero la suerte se alió conmigo y mi bola no cayó al agua por menos de dos metros. Sin embargo, el segundo golpe fue aun peor que el primero y al final acabé el hoyo con doble-bogey.
Recuperé buenas sensaciones en el hoyo 13 (par 4) con un buen tercer golpe desde el bunker. Aunque fallé el par tras tocar la bola el borde del hoyo.
De nuevo, otro batacazo en el hoyo 14 (par 5) en el que tiré dos bolas seguidas fuera de límites y decidí pasar del hoyo.
Y otro subidón en el hoyo 15 (par 3) que con otra buena salida del bunker y, sobre todo, un gran putt de unos tres metros, me permitió conseguir mi cuarto par del día.
El cansancio ya era ostensible a esas alturas del torneo y no veía la manera de llegar al último hoyo salvando mi tarjeta. Dos nuevos doble-bogeys alternando buenos golpes con desastres absolutos me hicieron llegar al último hoyo con 30 puntos stableford.
Y aquí entró en juego el nuevo hándicap mundial. Mi octavo mejor resultado de los últimos 20 torneos era una tarjeta de 32 puntos stableford. Lo que significaba que, según la lógica (porque no tengo clara la fórmula de cálculo del nuevo hándicap mundial) que si hacía 33 puntos o más (un par, o menos) debería bajar hándicap al entrar esta tarjeta entre los ocho mejores resultados y dejando fuera de los cálculos la tarjeta con los 32 puntos.
Hice una gran salida con la madera 3 y un magnifico segundo golpe con el que dejé la bola a unos dos metros de la bandera. Y me sucedió lo que, a veces pienso que solo me pasa a mí. El putt era cuesta abajo para birdie y conseguir 34 puntos stableford. Toqué la bola con sumo cuidado y con caída de izquierda a derecha. La bola entró en el hoyo claramente, pero debido a la plataforma que tenían todas las banderas para evitar que los jugadores tengamos que meter mucho la mano en el hoyo, hizo que la bola saliese del hoyo y me quedase con tres palmos de narices.
Hubo dudas de si debía apuntarme el birdie o el par. Preguntamos al comité organizador y en principio me dijeron que si mi marcador estaba de acuerdo en que la bola había entrado en el hoyo y había salido por culpa de la plataforma, podía apuntarme el birdie. Mi marcador estaba de acuerdo, por supuesto, porque fue clarísimo y además no me iba a hacer ganar el torneo, es decir, no perjudicaba a nadie y a mí me venía muy bien.
Al final, entre los encargados del campo y el comité organizador, decidieron que para que no hubiera reclamaciones (no sé de quién, porque ese resultado no hubiese afectado a nadie) decidieron que el par era lo correcto.
Por tanto, mi resultado final fue de 33 puntos stableford en lugar de 34 y eso me ha supuesto una bajada de hándicap de una mísera décima hasta 23,6, y a seguir remando toca.