El pasado sábado jugué el último torneo del año organizado por Match Quality Golf y que se disputó en el campo de Golf de Valdeluz.
El torneo empezó un tanto torcido, pues la helada nocturna impidió que la salida se hiciese a la hora prevista y tuvimos que esperar una hora y cuarto, aproximadamente, hasta que pudo dar comienzo el torneo.
Evidentemente, a primera hora de la mañana, hacía fresco, pero era un día despejado, con sol, sin una brizna de viento y una temperatura increíble, a medida que avanzaba el día, para estar en diciembre.
El campo estaba duro, aunque, una vez desapareció el hielo, se quedó en perfectas condiciones para jugar al golf.
Yo salía por el hoyo 17, y como casi siempre últimamente, la bola se me fue a la derecha. En este hoyo, al igual que en otros muchos, el factor diferencial en mi juego, fue el juego corto. Esta vez, con el segundo golpe, caí en el bunker que hay más o menos en frente del green (un poco a la izquierda), pero la sacada del bunker fue espectacular, dejando la bola a menos de dos metros del hoyo. No pude embocar, pero el bogey me valía para conseguir los tres primeros puntos en mi tarjeta.
Solo dos hoyos después, en el hoyo 1 (par 5) hice el mejor resultado del día. La salida fue buena, larga y al centro de la calle. El segundo golpe lo tiré desviado un poco a la derecha y la bola acabó cerca del troco de un árbol, a unos 95 metros del green. Aunque el tronco me molestaba un poco, di un grandísimo golpe con el que dejé la bola a un metro aproximadamente de la bandera. Emboqué el birdie y comenzó una bonita racha.
Hice par en el hoyo 2 y otro par en el hoyo 3, en este último hoyo, con una buena salida al centro de la calle, un segundo golpe directo al green y dos putts, como mandan los cánones.
En el hoyo 4 (par 5) tuve los problemas que habitualmente tengo para llegar al green, con la salida corta y al bunker, y demasiados golpes hasta pisar la hierba segada al ras. Aun así, pateé para doble-bogey desde unos dos metros y la bola tocó el borde del hoyo. Al final, triple-bogey, y primera raya del día en mi tarjeta.
Por fortuna, en el hoyo siguiente volví a la senda del par, con lo que aumentaba mi racha de buenos resultados hasta un birdie y tres pares en cinco hoyos… algo nunca visto en mi tarjeta.
Bogey y doble-bogey en los hoyos 6 y 7, y otros dos bogeys para terminar la vuelta en los hoyos 8 y 9. En el hoyo 8, por cierto, cayendo en el bunker de la derecha de la calle desde el tee de salida, y desde ahí, directo al otro bunker que hay a la entrada de green.
Con estos resultados conseguía 22 puntos stableford en los hoyos del 1 al 9, que sumados a los 4 puntos de los dos primeros hoyos que jugué, hacían un resultado hasta el momento de 26 puntos stableford en 11 hoyos.
Comencé la segunda vuelta con un golpe bastante regular, que pegó en las ramas de los últimos árboles que hay en el barranco que hay que cruzar para alcanzar la calle. Otro día cualquiera, esa bola habría acabado en el barranco sin lugar a dudas (de hecho, tiré una bola provisional) pero, que por fin había llegado el día en el que todo me salía bien, se volvió a demostrar, cuando crucé el barranco y allí estaba mi primera bola, jugable dentro de los límites del campo. Y desde ahí, un gran golpe hasta las inmediaciones del green, y approach y putt para sacar un par que, después del primer golpe de salida, parecía imposible que fuese capaz de hacer.
En el hoyo 11 (par 5, con un lago a la derecha, que se ha tragado innumerables bolas mías) parecía que la suerte seguía de mi parte cuando en el tercer golpe, a pesar de apuntar bien a la izquierda y la bola salir en esa dirección, de pronto empezó a abrirse y abrirse hacia al agua. Cuando llegué a la zona donde debía estar mi bola, efectivamente, allí estaba, a escasos metros del agua, pero dentro del campo. A pesar de todo, seguía alerta, porque sé que la suerte dura lo que dura. Y el siguiente golpe, aunque era difícil, fue horroroso y, esta vez sí, la bola fue al agua.
Levanté bola, me apunte la segunda raya del día en mi tarjeta y me fui al siguiente hoyo.
Me apunté sendos bogey y doble-bogey en los hoyos 12 y 13. Pero la gran diferencia con respecto a otros días, fueron los tres últimos hoyos de mi recorrido.
En el hoyo 14 (par 5) tiré la bola de salida al bunker que hay a la derecha de la calle, desde ahí, un buen segundo golpe al centro de la calle y un gran tercer golpe desde unos 145 metros para dejar la bola en el green. Pateé desde unos 8 ó 9 metros. Aunque no fue un grandísimo golpe, me dejé un putt de par de 1,20 metros aproximadamente. La bola entró, como se suele decir, “por la cocina”, pero entró para el quinto par del día para mí.
En el hoyo 15 (par 3, cuesta arriba) alcancé el green desde el tee de salida por segunda vez consecutiva, pues en el anterior torneo también lo hice y eso que este hoyo a mí me resulta bastante difícil. Al igual que en el hoyo anterior, pateé desde unos 8 metros y esta vez el golpe fue un poco mejor, dejándome un putt de menos de un metro y cuesta arriba. El putt de par entró por el centro del hoyo sin sufrimiento.
Y en el último hoyo de mi recorrido (el 16) me salió un malísimo segundo golpe, totalmente a la derecha. A pesar de eso, estuve a punto de embocar desde unos 25 metros para otro birdie. Al final la bola se escapó hasta algo más de un metro de la bandera y fallé el putt de par por dos centímetros, aunque el bogey era un gran resultado.
Mi resultado final fue de 41 puntos stableford y, por fin, una alegría inmensa después de un año de resultados entre regulares y malos.
Esos 41 puntos me sirvieron, además de para bajar 2,3 puntos de hándicap, hasta 18,8, para ganar el torneo y llevarme un jamón.
Con esto me despido de los torneos de golf hasta el año que viene. ¡Feliz año 2020 a todos! y que juguéis mucho al golf este nuevo año.