A mi parecer, en los últimos tiempos, la previsión del tiempo suele ser bastante acertada. Hay excepciones, pero en el corto plazo (a un día vista), incluso para un día de primavera como el del pasado sábado con climatología variable, clavaron el tiempo que iba a hacer.
Por la mañana, antes de salir de casa, miré la previsión que daban para Cabanillas Golf, donde disputaba uno de los torneos pertenecientes al X Circuito Match Quality Golf, y decían que iba a estar nublado, con algo de sol, con viento moderado, que iba a ir en aumento a lo largo de la mañana y con rachas de viento fuerte. También decía que, a partir de las 14:00 horas empezaría a llover.
Fue un acierto pleno, incluida la lluvia que apareció poco antes de las 15:00 horas. Por suerte, para entonces, nos encontrábamos a resguardo celebrando la entrega de premios y un muy buen sorteo de regalos. Porque ya habíamos sufrido suficiente a lo largo de la mañana.
Si a la dificultad del campo de Cabanillas, se le une el viento, se consigue que los resultados de todos los participantes en el torneo sean tan malos, que, al final, no hubo subida de hándicap para nadie.
Ese fue un pequeño consuelo para mí, cuyo objetivo en el golf es competir y bajar hándicap, porque en lo relativo al juego, tengo que rebuscar en la memoria, no ya para encontrar algún hoyo bueno con el que quedarme, sino incluso, para encontrar cuatro o cinco golpes buenos en todo el torneo.
Uno de esos hoyos buenos fue el hoyo 8 (par 4), que era el segundo hoyo que jugaba, pues había comenzado el torneo en el hoyo 7, con un triple-bogey y la correspondiente raya en la tarjeta. Sin embargo en el 8, a pesar de dar un golpe regular de salida, con el segundo golpe dejé la bola en el green con oportunidad de birdie. Se me escapó por dos dedos. Al menos conseguí el par, que a la postre, se convertiría en el único par del día.
Después de un doble-bogey en el hoyo 9 y levantar bola en el 10, tras tirar dos bolas fuera de límites por la derecha, en el hoyo 11 pegué uno de esos pocos golpes buenos con los que quedarme. Fue el golpe de salida, en el que conseguí una distancia de 260 metros con el drive (mi récord), aunque no tiré al sitio más adecuado para jugar el hoyo. Bien es cierto que no es para estar realmente orgulloso del récord de distancia, puesto que tiene truco:
Lo ideal en este hoyo es jugar a la derecha donde es fácil coger la cuesta abajo que hace llegar la bola hasta una zona de calle y desde allí atacar el green. Sin embargo, aunque apunté recto con el peligro que conlleva el fuera de límites que hay a la izquierda, lo hice pensando en que muchas veces la bola me hace slice y se va hacia la derecha (al sitio bueno). En esta ocasión, la bola salió recta como una vela a donde yo apunté, con la suerte de que el golpe fue tan bueno que llegó a coger la cuesta abajo y rodó hasta los mencionados 260 metros desde el tee.
Por desgracia, a pesar de estar a menos de 50 metros del green, tenía un árbol delante que me impedía tirar a la bandera, y al final solo pude hacer bogey.
Volví a levantar bola en el hoyo 12 e hice otro doble-bogey en el 13. En el hoyo 14 (par 4), a pesar de que el viento empezaba a hacer estragos, pude patear para par y se me escapó prácticamente igual que el birdie en el hoyo 8.
En el siguiente hoyo (el 15, hándicap 1 del campo) alcancé el green de tres golpes, pero necesité tripatear para acabar el hoyo, lo que me condenó a otro doble-bogey.
Con tres rayas en los hoyos 16, 18 y 1, tuve en el hoyo 2 (par 4) otra gran oportunidad de par, tras un approach desde unos 75 metros que dejé a dos metros de la bandera, después de que el viento mantuviese suspendida la bola en el aire durante lo que pareció una eternidad y cuyo putt de par volví a fallar al igual que en los hoyos 8 (para birdie) y 14 (para par).
En los tres hoyos siguientes (el 3, el 4 y el 5 del campo) hice sendos doble-bogeys, con bastante sufrimiento, pero especialmente doloroso fue el del hoyo 5 (par 5) en el que pegué dos buenos primeros golpes y luego necesité cinco golpes más para acabar el hoyo, cuando estaba tirando para green con mi tercer golpe desde unos 75 metros.
Para acabar el torneo igual que lo empecé, me anoté una nueva raya en la tareja tras levantar bola en el hoyo 6.
Al final, mi resultado fue de un par, tres bogeys, seis doble-bogeys, dos triple-bogeys y seis hoyos peor, con siete rayas contabilizadas y 19 pobres puntos stableford.
A pesar de esto, como comenté al principio, los resultados fueron tan generalmente malos, que no se subió el hándicap a nadie por lo que me mantuve en los 20 puntos justos.
Aún no he decidido dónde, ni cuándo jugaré el próximo torneo, puesto que estuve a punto de apuntarme al torneo «Road to the Open» que se celebrará en el campo de la Escuela de la Federación de Madrid de Golf el 7 de abril, pero como el premio para el ganador es el derecho a jugar el pro-am del miércoles anterior al Open de España, cuando fui a apuntarme, solo una horas después de haberse abierto el plazo de inscripción, ya no quedaban plazas.