El pasado domingo jugué el Torneo de Invierno que se disputó en el campo de Golf Olivar de la Hinojosa.
Hacía casi un año que no jugaba en este campo, pero las sensaciones que me quedaron fueron las mismas de siempre: se me hace largo. Llego a los últimos hoyos demasiado cansado, física y psicológicamente, por lo que los resultados en los últimos hoyos son mucho peores que en los primeros.
Este domingo la salida estaba establecida por orden de hándicap desde las 08:00h de la mañana, lo que, desde mi punto de vista, fue un error, ya que en febrero, y en Madrid, es muy probable que a esa hora el campo esté helado y se tenga que retrasar la salida, como así sucedió en esta ocasión.
En mi caso, debería haber salido a las 11:50h y finalmente, empecé a jugar casi una hora más tarde. Realmente, para mí no fue un inconveniente, pues a medio día hacía un estupendo sol y una temperatura muy agradable, perfecta para jugar al golf.
El campo, en todo caso, se encontraba un tanto irregular, especialmente los greenes.
Así las cosas, empecé el hoyo 1 (par 4 con dogleg a la derecha) tirando con la intención de atravesar el hoyo por el rough y tratar así de acortar el hoyo. La idea era buena, pero la bola acabó detrás de un matorral que me impidió tirar a green, aunque, al menos, pude golpear la bola en dirección a la calle y ganar algunos metros hacia la bandera.
El approach fue regular, aunque este tipo de golpe luego iría empeorando, hasta convertirse en el mayor problema del día. Con dos putts, terminé el hoyo con doble-bogey.
En el hoyo 2 (par 5) conseguí mi mejor resultado de todo el recorrido. Un par logrado después de una gran salida y un gran segundo golpe, que casi estropeo, de nuevo, con el approach y que terminé arreglando finalizando el hoyo con un solo putt.
En el hoyo 3 (par 4), casi me vuelvo loco buscando mi bola, pues pensaba que debía estar mucho más corta de lo que realmente había ido. Sin duda, nunca en este hoyo había dejado la bola desde la salida a menos de 90 metros de la bandera. Sin embargo, otro mal approach y tres putts dieron como resultado un nuevo doble-bogey.
Los hoyos 4 y 5 los terminé con sendos bogeys, por lo que, neteando, podía considerar que llevaba cuatro bogeys y un doble-bogey, en línea con el objetivo de hacer la mayor cantidad de bogeys y el menor número de doble-bogeys posible.
Todo se torció en el hoyo 6 (par 4, con fuera de límites por la derecha) cuando, tratando de no tirar la bola a la derecha, apenas la golpeé y fue a parar a unos matorrales que había a la izquierda.
Con un triple-bogey conseguí salvar un punto en mi tarjeta, pero ya nada volvió a ser como antes.
Me apunté una raya en el hoyo 7 (par 5) después de haber alcanzado las inmediaciones del green de tres golpes, pero haber approchado desastrosamente mal. Y un doble-bogey en el hoyo 8 (par 3) con otra horrorosa salida y peor approach.
En el hoyo 9 (par 4) no tuve problemas para alcanzar el green de tres golpes, a pesar de tener el peligro del agua por la izquierda, pero no emboqué el putt de par que me hubiese reportado cuatro puntos en mi tarjeta y una inyección de moral.
Los hoyos 10 y 11 quedaron marcados, de nuevo, por los errores que cometí en los alrededores del green y que hicieron que acabase los hoyos con triple y doble-bogey respectivamente.
Conseguí, lo que para mí es un meritorio bogey, en el hoyo 12 (par 5 con dogleg a la derecha) gracias a un tercer golpe de casi 140 metros que dejé en el borde del green. Pero los problemas con el approach volvieron otra vez en los hoyos 13 (no pude sobrevolar el búnker) y 14 (di un golpe tan bueno con el pitch desde 85 metros, que me pasé la bandera por mucho).
Llegados a este punto y con la tarjeta que no tenía salvación, lo único en lo que pensaba era en acabar lo antes posible.
De los últimos cuatro hoyos puedo salvar el hoyo 16 (par 4) en el que conseguí hacer bogey gracias a un segundo golpazo con el que arreglé la enésima mala salida y, esta vez sí, a un buen chip desde los alrededores del green.
Para terminar el torneo, hice otra pésima salida en el hoyo 18 y para redondear la jugada no pude encontrar la bola que apenas había sobrepasado el tee de rojas. Decidí levantar bola y acabar así con el sufrimiento.
Al final fueron únicamente 23 puntos stableford los que conseguí, lo que implicó una subida de una décima en mi hándicap, hasta 19,9.
Sabía que habiendo bajado mi hándicap hasta 19,6 va a ser complicado no volver a la doble decena, pero ahora que estoy en la frontera, voy a tratar de evitarlo jugando el próximo torneo en el Centro de Tecnificación de Golf, que, aparte de ser un pitch&putt, lo conozco bastante bien y tengo alguna oportunidad más de bajar alguna décima que me separe de nuevo del 20.
Esto será, si nada raro ocurre, dentro de dos semanas.