Bajar hándicap está muy bien, porque significa, entre otras muchas cosas, que se ha jugado bien, y eso le gusta a todo el mundo. Pero cualquiera que haya pasado de tener dos golpes en bastantes hoyos, a solo uno en la gran mayoría, habrá sufrido lo que me pasó a mí el pasado sábado.
Jugué en Golf Valdeluz uno de los torneos pertenecientes al Circuito Mediterráneo 2018 que organiza tustorneosdegolf, y fue, seguramente, uno de los torneos más regulares que he jugado nunca, siendo un triple-bogey el peor resultado de los 18 hoyos. Sin embargo, no fue suficiente, ni siquiera, para mantener el hándicap.
Con una tarjeta con 2 pares, 6 bogeys, 9 doble-bogeys y el comentado triple-bogey, me sirvió únicamente para conseguir 31 puntos stableford, y la consiguiente subida de hándicap hasta 19,8.
El torneo tenía la salida prevista a las 10 de la mañana y con el frío de los últimos días el campo se encontraba duro como una piedra. Según fueron transcurriendo los hoyos, y gracias a los rayos de sol que hicieron acto de presencia, el estado del campo cambió radicalmente.
Como todo en la vida, que el campo estuviese tan duro al principio, tiene sus pros y sus contras.
En el hoyo 8 (par 4), el segundo hoyo que jugaba, después de una gran salida, me quedaban unos 115 metros hasta el centro del green. Di un golpe muy bueno, recto, que botó un poco antes del green. Sin embargo, con lo duro que estaba el campo, la bola no se paró y siguió rodando para terminar en el rough que hay pasado el green.
Con un approach y dos putts, conseguí el segundo bogey consecutivo.
Por otro lado, la dureza del campo me ayudó a conseguir en el hoyo 11 (par 5) mi récord de distancia con el drive, llegando hasta los 240 metros, algo con lo que habitualmente ni sueño. El segundo golpe con la madera 3 también fue bueno y largo, por lo que de dos golpes me encontraba a menos de 40 metros de la bandera.
Sin embargo, con el tercer golpe perdí, prácticamente toda mis opciones de conseguir un gran resultado y tuve que conformarme con otro bogey.
El primer par del día lo conseguí, por fin, en el hoyo 14 (par 4 y hándicap 18 del campo). A pesar de ser el hoyo más fácil del campo, este no es un hoyo que se me dé especialmente bien. Sin embargo, en esta ocasión pegué un gran segundo golpe desde el rough a unos 110 metros de la bandera y eso me permitió, con dos putts, anotarme el susodicho par.
En los siguientes seis hoyos, desde el 14 hasta el 1, el doble-bogey fue el único resultado que obtuve, independientemente de que cayera en dos bunkers, lo que ocurrió en los hoyos 14, 15 y 17; o que tuviera que anotarme un golpe de penalidad en el hoyo 18 por no ser capaz de superar el barranco desde el tee de salida.
La primera y única raya que apunté en mi tarjeta llegó en el hoyo 3 (par 4). Tras una larguísima salida, me quedaba un appoach de menos de 100 metros para la bandera, con la necesidad de superar el lago. Cosa que no hice. La penalidad, más tres putts se convirtieron en un triple-bogey.
En el siguiente hoyo (el 4. Par 5) conseguí el segundo y último par del día. Lo curioso de este hoyo es que fue la primera vez que lo hacía siguiendo la calle, puesto que tiene un dogleg, primero a la izquierda y luego tuerce de nuevo a la derecha, y habitualmente me veo obligado a jugar «atajando» por el rough. Pero esta vez, de tres golpes alcancé el green y dos putts para hacer el par.
Acabé el torneo con un doble-bogey en el hoyo 5 y un bogey en el 6, lo que me reportaron junto con el par anterior, 8 puntos stableford en 3 hoyos.
Como dije al principio, fue un torneo muy regular, sin graves errores, pero tampoco con buenos aciertos que me reportasen puntos en la tarjeta. De hecho, el peor de mis problemas fue el putt, pues no terminé ningún hoyo con un solo putt e hice 39 putts en total.
El próximo torneo lo jugaré, seguramente en dos semanas, aunque hay varios torneos ese fin de semana y aún no he decidido a cuál de ellos me apuntaré.