El pasado domingo jugué el torneo GOLFESTUDIO TOUR que se disputó en Golf Valdeluz y organizado por tustorneosdegolf.com. El día se presentó complicado, amenazando lluvia durante toda la jornada, con rachas considerables de viento y un frío helador, que pareciera más un día de pleno invierno que de la estación en la que realmente nos encontramos.
Los días de viento tienen esas cosas, cuando viene en contra hago menos distancia, pero normalmente no sé si ha sido por culpa del viento o porque yo no he dado un golpe suficientemente bueno. En cambio, cuando lo tengo a favor, noto claramente que hago más distancia de lo normal y me hace sentir como un jugador mejor de lo que soy, capaz de alcanzar el green de dos golpes. En ese momento me imagino como debe ser llegar a green de dos de manera habitual y como se abren un montón de posibilidades para conseguir birdies o, al menos, pares.
Justamente esta situación se me presentó en el hoyo 6 (handicap 1 del campo) en este torneo. Hice una salida bastante buena, también con algo de ayuda del viento y dejé la bola a unos 175 metros de la bandera, justo en el sitio donde la calle gira a la izquierda, y por tanto, en línea recta hacia el green. Con el viento totalmente a favor, el segundo golpe con el híbrido fue bastante regular, pero la bola, que apenas se levantó del suelo un par de metros o tres, voló hasta botar unos pocos metros antes del green y luego rodó entrando en el mismo mansamente para acabar incluso pasada la bandera. Según me fui acercando a la bola, comprobé que tenía un putt de birdie complicado, pero no imposible. Estaba como a unos cinco metros del hoyo, cuesta abajo y con ligera caída de derecha a izquierda. El putt fue muy bueno. La bola pasó a menos de tres dedos del borde del hoyo. Me di cuenta inmediatamente de la oportunidad perdida. Se me quedó un putt de vuelta para par de menos de un metro, recto y cuesta arriba. Lo fallé. Y también el siguiente. Al final, un hoyo en el que podía haber conseguido cinco puntos, o al menos cuatro, solo pude apuntarme los dos correspondientes a un doble-bogey.
El terrible final de este hoyo, unido a un par de corbatas sufridas en hoyos anteriores, cuando pateaba también para par, me hizo darme cuenta de que sin pares no hay paraíso en forma de bajada de hándicap.
A pesar de todo, revisando la tarjeta me doy cuenta de que el de este domingo fue uno de los torneos más regulares que he jugado, acabando con 11 bogeys, 3 dobles-bogeys, 2 triples-bogeys, uno peor y un único par conseguido en el hoyo 14 (par 5), cuando solo me quedaban dos hoyos para acabar mi vuelta. También refleja la tarjeta que no acabé ningún hoyo con un solo putt y es algo a lo que tendré que prestar atención, pues últimamente siempre acababa dos o tres hoyos con un solo putt.
Al final, 35 puntos stableford y la pena de saber que, de haber embocado ese putt de birdie o, al menos, el putt de par del hoyo 6, habría llegado a los 37 o 38 puntos.
Para el próximo torneo, esta vez no voy a tener que esperar demasiado, puesto que me he apuntado al torneo de este próximo domingo que se juega en Golf Santander, perteneciente al «Ranking Santander» que se está disputando a lo largo del año.
Será la tercera vez que juegue en este campo, precioso, a mi modo de ver, y larguísimo, sobre todo para mí.