Mi primer trofeo de golf

El pasado domingo jugué la última prueba correspondiente al Circuito Amateur Absoluto de Fin de Semana que organiza la Federación de Madrid de Golf y que se disputó en El Encín Golf.

El día amenazaba lluvia, como había llovido los días anteriores en Madrid. De hecho, hubo un momento a media mañana en el que se veía como caía agua a unos kilómetros de donde nos encontrábamos, pero al final las nubes se desviaron y tuvimos suerte de que apenas nos cayeran algunas gotas traídas por la ligera brisa que corría.

Incluso, por la tarde, se despejó el cielo y acabamos los últimos hoyos jugando en manga corta.

El campo se encontraba algo mejor que hace tres semanas cuando jugué allí por última vez. Al menos las calles estaban más recortaditas, aunque los greenes seguían bastante lentos e irregulares.

La salida del torneo era por orden de hándicap y yo salía a las 12 horas del mediodía.

En el primer golpe del hoyo 1 (par 5), la bola se me fue un poco a la izquierda, pero abriendo lo suficiente como para evitar el rough alto de la izquierda y cayendo, finalmente, en el rough corto de al lado de la calle, gracias a un bote de suerte que llevó mi bola más a la derecha todavía. Con el segundo golpe pude haber caído perfectamente en uno de los búnker de calle que hay a unos 120 metros del green, pero la bola se paró un metro antes de entrar. Y estos pequeños «golpes de suerte» fueron los que me acompañaron durante los siete primeros hoyos del recorrido.

Así, acabé el hoyo 1 con bogey. Y encadené una increíble racha de cinco pares seguidos entre los hoyos 2 y 6, algo que no había hecho jamás. Fue un momento impresionante, en el que parecía que no podía fallar nada. Ninguna bola entraba en los búnker. Si alguna bola se me desviaba un poco, lo arreglaba con el siguiente golpe… Y así fueron cayendo los pares, uno tras otro, y pensé: «disfruta del momento, porque esto no lo has vivido nunca y sé consciente de lo que estás consiguiendo, porque esto es algo realmente especial y digno de recordar, sabiendo lo que se siente».

En el hoyo 7 (par 4) pareció, después del segundo golpe, que se acababa la suerte, pero pensándolo fríamente, para mí un bogey es bueno, especialmente en este hoyo en el que dispongo de dos golpes de ventaja.

Fue en el hoyo 8 (par 4) donde la situación se normalizó. Perdí una bola y me anoté la primera raya del día en mi tarjeta.

Terminé los primeros nueve hoyos con un doble-bogey tras un primer golpe regular, por la derecha y un segundo golpe con el que la bola se fue directa al búnker que hay antes del green.

En todo caso, contabilicé unos maravillosos 22 puntos stableford en esos primeros nueve hoyos del recorrido.

Comencé la segunda vuelta con dos doble-bogey en los hoyos 10 y 11, lo que me suponía perder dos de los puntos stableford que tenía de ventaja y lo que intenté fue tratar la segunda vuelta como si empezase de nuevo, olvidando los puntos que llevaba de ventaja.

Empecé a sumar puntos de dos en dos, con dos bogeys en los siguientes dos hoyos.

En el hoyo 14 (par 4) pegué dos golpes regulares y con el tercero aún me encontraba a unos 90 metros de la bandera. Golpeé la bola y salvé el búnker por centímetros. Cuando llegué al green comprobé que el golpe había sido incluso mejor de lo que esperaba. Conseguí el par y cuatro puntos stableford que me devolvían a mi par en la segunda vuelta.

Poco me duró la alegría, pues en el hoyo 14, un doble-bogey, me volvía a poner con un punto menos con respecto a mi par.

Y empeoraron las cosas en el hoyo 16 (par 3) ya que, tras tirar una bola al agua, solo pude terminar con triple-bogey, y la segunda raya en mi tarjeta.

Me quedaban dos hoyos para terminar el recorrido y llevaba 33 puntos stableford.

Además, en el hoyo 17 tengo dos puntos de ventaja, por lo que el objetivo de bajar hándicap era alcanzable. Pero tenía que hacer un bogey y un doble-bogey, como máximo.

Al final fueron dos doble-bogey, con los que finalicé el torneo y, por tanto, 36 puntos stableford. Y otro día más, que me quedaba a las puertas de la ansiada bajada de hándicap.

Sin embargo, hubo una sorpresa final. Cuando anunciaron que el segundo clasificado de segunda categoría había hecho 36 puntos y que tenía licencia del Centro de Tecnificación, no me lo podía creer. Y cuando dijeron mi nombre, fue una sensación increíble… Por fin había conseguido mi primer trofeo en un torneo de golf.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *